¿No hay brazos, no hay chocolate? Pues sin flechazo, no hay compra! 💭

Aquí ya es la decadencia total: Shein™ empieza a abrir tiendas…
¿Hablamos del desastre?
Sí, claro, puede resultar superpráctico en algunos casos. Cuando tienes la boda de la tía Carmen y necesitas encontrar un conjunto que no sea muy caro, porque obviamente no lo volverás a usar jamás, somos las primeras en decir que te saca del apuro. El problema es que, para muchísima gente, Shein™ no es un apaño ocasional… es la norma.

Ha llegado el momento de pensar y de reflexionar sobre cada una de tus compras. Porque ese “Es baratísimo, es maravilloso, tengo quince prendas por el precio de un abrigo de Z (ya sabes de quién hablamos) », no lo queremos más. Todas sabemos que la mitad de esas prendas no te las vas a poner, y encima tendrás la cara de decirle que « no » a tu hermana cuando te las pida prestadas. Resultado: tu armario está lleno de cosas que no usas y aun así nunca tienes nada que ponerte. Chicas, lo sabemos.

El problema, Houston, es que ecológicamente… no pinta nada bien.
Los materiales son totalmente sintéticos, y además está todo fabricado en el País de Muy Muy Lejano comparado con nuestra preciosa y siempre nublada Marne. Eso implica que tu pedido tiene que llegar en avión. Y el avión, por favor finge estar sorprendida, contamina. Y aparte de que tu pedido viaja más que tú, también corre el riesgo de perderse. Y si recibes tu abrigo en junio… las cuentas no salen.

Pero espera, momento de reflexión.
Si ya tienes un montón de artículos baratos que no te pones, entonces invierte en una buena prenda que estés segura de ponerte todos los días, o casi. ¿Qué te parece? Pero eso sí, piénsalo bien. Esto no es una carrera de Flash McQueen™.

Imagina que paseas por el centro buscando una chaqueta preciosa para este otoño. Tienes un presupuesto de unos cien euros, porque hay que darse un capricho de vez en cuando, y una idea bastante clara del estilo que quieres. Haces una primera ronda por las tiendas y no encuentras nada. Así que te quedas con lo mejorcito que has visto. Llegas a la caja y te dicen:
“79,99€, por favor. ¿Tarjeta o efectivo?”
“Eh… bueno… llévense ya mi alma.”
Pero tienes una chaqueta, aunque no sea la que buscabas.

La semana siguiente, sorpresa. Aparece otra chaqueta que encaja mucho más con lo que tenías en mente. Pero ahora, susto: 89,99€. Y tú pensando: “¿Qué hago? ¿La compro o no? La semana pasada compré otra… pero esta me gusta mucho más…”

Eso es lo que quiero decir con ‘piensa bien y razona cada una de tus compras’.
En pocas palabras: escucha a tu corazón. Si no es un flechazo, déjala. Recorre las tiendas, compara precios y modelos antes de vaciar tu cuenta en una chaqueta que solo te convence a medias.

Porque ahora mismo solo te quedan las lágrimas…
Y una chaqueta regulera.

Última actualización el 23 noviembre 2025